Queridos niños:

En ocasiones, ser adoptado es muy complicado. ¿Cuántas veces nos han dicho que nuestras mamás no lo son de verdad o que no tenemos sus ojos, y —a veces— ni su mismo color de piel…? ¡Qué difícil es poner palabras a lo que sentimos! Incluso llegamos a pensar que ni siquiera vale la pena el esfuerzo de explicarlo porque, quizás, nadie nos llegue a entender como nosotros quisiéramos. Imagino que, como yo, muchos de vosotros habéis hecho grandes esfuerzos por vencer situaciones en las que seguro que el primer pensamiento fue el de: —¡Oh no! ¡Tierra trágame!— ¿A que sí? Pero casi siempre, y no sabemos de dónde, sacamos una fuerza mágica que nos hace capaces de todo aquello que nos proponemos. Creo que Valentina, la protagonista de este cuento, se parece mucho a nosotros. Le acompaña Monarca —una mariposa naranja, preciosa y juguetona— que siempre vuela junto a ella.
Todos nosotros tenemos también esa mariposa interior que esparce al revolotear la purpurina mágica que nos ayuda a salir airosos de las dificultades que nos vamos encontrando por la vida.
Me pregunto: ¿De qué color será mi mariposa?

Iratxe Serrano. Educadora social. Pedagoga y adoptada.